La seda producida naturalmente por gusanos se puede hacer un 70% más fuerte que la de las arañas al eliminar una capa exterior pegajosa e hilando manualmente la seda. Así lo aseguran científicos chinos

Las arañas acaparan el mercado de las sedas más fuertes, pero son demasiado agresivas y territoriales para poder cultivarse. La siguiente mejor alternativa implica incorporar ADN de araña en gusanos de seda, pero es un proceso costoso y difícil de escalar.

Ahora, Zhi Lin, bioquímico de la Universidad china de Tianjin, firma como primer autor un estudio experimental que aparece en Matter. En él, demuestra cómo la fibra producida naturalmente por los gusanos de seda se puede hacer un 70% más fuerte que la de las arañas eliminando una capa exterior pegajosa e hilándola manualmente.

Históricamente, la seda del gusano se ha utilizado en el mundo de la moda como tejido para capas y ropa para la realeza pero, hoy en día, es más probable que estos materiales se encuentren en la biomedicina, como material para puntos y mallas quirúrgicas. También se utiliza para experimentos de regeneración de tejidos debido a sus propiedades mecánicas, de biocompatibilidad y biodegradabilidad.

La forma más común de adquirirla es criando gusanos de seda. Sin embargo, estas fibras no son tan duraderas y son más débiles que la hilada por arañas, específicamente las de arrastre de araña que, naturalmente, funcionan bien bajo alta tensión.

“La seda de dragalina es la estructural principal de una telaraña. También se usa como salvavidas para que una araña caiga de los árboles”, explica Lin. Los gusanos, por otro lado, usan sus tejidos más suaves para la construcción de sus capullos, similares a bolas de algodón durante la transformación en formas de polilla.

Mientras que otros grupos de investigadores combinaron el ADN de las arañas para hacer seda, el de Lin quería usar gusanos de seda comunes, que son más accesibles y fáciles de manejar. Se inspiraron en el hilado artificial de huevo de araña, que es un pariente cercano de la seda del gusano y se ha demostrado que funciona bien en el proceso de hilado.

La fibra de gusano de seda natural se encuentra envuelta en un pegamento que interfiere con el hilado de las fibras con fines comerciales. Para evitar esto, los investigadores hirvieron seda del gusano Bombyx mori en un baño de productos químicos que podrían disolver este pegamento y minimizar la degradación de las proteínas de la seda.

Luego, para mejorarla para hilar, la solidificaron en un baño de metales y azúcares. Como subraya Lin, “la sacarosa, una forma de azúcar, puede aumentar la densidad y la viscosidad del baño de coagulación que afecta a la formación de las fibras”.

Una vez hiladas y estiradas manualmente, las sedas son más delgadas que la original del gusano y alcanzan casi el mismo tamaño que las de araña. Tras observarla con microscopio, Lin las describe como “suaves y fuertes”, lo que indica que las fibras artificiales podrían resistir la fuerza.

El gusano de seda (Bombyx mori) es un insecto perteneciente al orden de los lepidópteros, suborden heteróceros heteróceros, familia bombicidos, género Bombyx y especie mori.

En una de sus fases de metamorfosis, expulsa unos finísimos hilos de seda con los que construye capullos y en cuyo interior permanece un período hasta transformarse en mariposa. De este tipo de insectos, solo un reducido número son aprovechables para la producción de la seda ya que otros fabrican seda salvaje y su crianza no resulta rentable.

Por ser de metamorfosis completa, su ciclo biológico abarca cuatro fases: huevo, larva, crisálida y mariposa. La mariposa tiene la única misión de perpetuar la especie ya que, a las pocas horas de salir del capullo, la hembra pone entre 400 y 500 huevecillos y poco después muere.

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