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Nos preguntábamos hace un año, en la previa de la primera edición de la Clásica de Jaén, cuando aún no sabíamos cómo iba a resultar, si nacía con la idea de parecerse a la Strade Bianche. Creo que al final de la segunda edición, y con Tadej Pogacar, coronándose en Baeza tras irse solo a 44 kilómetros de meta, podemos decir que sí, que se parece.

La estética acompaña…

⚡️ Acelera @TamauPogi – @TeamEmiratesUAE en el grupo de favoritos.

? #ClásicaJaén23 pic.twitter.com/Po1Zeb4Hdr

— Clásica Jaén Paraíso Interior (@ClasicaJaen) February 13, 2023

Si el año pasado vimos la carrera el día de los enamorados con emoción, pero con la certeza que había cosas que mejorar, en especial la participación, esta vez la Jaén se ha metido del todo en el mapa ciclista mundial a través de su clásica.

El producto estaba, la gente que ha querido procesarlo apareció y al final las estrellas han aceptado el reto.

Tadej Pogacar va a tener un «olivón» en su sala de estar, él que cuentan es tan familiar traído de la misma entraña de las maravillas renacentistas de Úbeda y Baeza.

El tema es que cuando compite el esloveno flota sólo una duda, si está bien o no y si llega en forma porque las ganas de competir, de disputarlo todo, las tiene siempre, sin importar si es febrero, junio o agosto.

Pogacar llegó a la Clásica de Jaén sin competición en las piernas y ahí residía la duda, toda vez el año pasado demostró que podía volar en la Strade, carrera que ganó con Valverde, segundo, el mismo que hoy iba de calle para seguir la carrera desde el coche de Movistar.

Se había dicho que había estado enfermo, que podía haber llevado algo de retraso sobre su planificación inicial, pero nada, no hubo historia.

Es cierto, cuando sucede esto, lo mejor es que esta gente tenga uno, dos o tres que les respondan, como dijo Flecha ¿qué habría sido de esta carrera de haber estado Van der Poel o Van Aert?

Aunque la carencia de respuesta haya sido evidente, y eso que no había malos galgos en la salida, aunque ver el solo de Pogacar quizá no ha sido el mejor espectáculo de igualdad y emoción, lo que está claro es que esta carrera ha dado un salto enorme.

El camino entre Úbeda y Baeza ha dado un rodeo de 178 kilómetros en el que la palabra «sterrato» ha vuelto a ser la más pronunciada.

A menos de tres semanas de la Strade Bianche, inspiración más o menos clara para la Clásica de Jaén, los italianos nos han metido la palabra «sterrato» hasta las trancas.

Una vez más han sido más rápidos.

Eso sí, es interesante que nos aprendamos los nombres de los tramos que hacen mella en la Clásica de Jaén y XXX como bien que nos estamos aprendiendo los toscanos..

Son siete tramos de ‘sterrato’, también caminos de olivos, llamados así..

1. Marimingo (km 68,8; 5,4 km) 2. Valdeolivas (km 82,7; 5,4 km) 3. Ubbadat (km 103,7; 11,1 km) 4. Antonio Machado (km 133,1; 3,5 km) 5. Cruz de Jaboneros (km 139; 4,2 km) 6. Virgen de la Salud (km 153; 6,5 km) 7. Virgen de la Salud (km 168,9; 6,5 km)

Mientras llega el resto ponemos música.

— Jon Karrantza (@Trankil_Bike) February 13, 2023

El último ya lo visteis, lo subieron dos veces, Pogacar primero, luego sonó la música, la segunda hasta con cambio de bicicleta.

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No hay que irse muy lejos, diez años atrás, o menos, para ver que el calendario ciclista en España era una especie de travesía en el desierto.

Carreras que se dejaban de celebrar, muchas sin televisión en directo, no nos olvidemos que pruebas como la Volta a Catalunya y la Itzulia estuvieron cerca de desaparecer.

Ese panorama por suerte ha cambiado.

Ya no sólo por que la televisión haya vuelto al calendario ciclista, también por que las nuevas carreras que llegan suponen una revolución total del calendario.

En espacio de tres semanas hemos vivido una Copa del Mundo de ciclocross en Benidorm y la segunda edición de la Clásica de Jaén, un par de pruebas que demuestran varias cosas, que en España se puede hacer ciclismo acorde a lo que se hace en otros sitios y que además puede ser rentable y sostenible en el tiempo.

Pascual Momparler, el seleccionador nacional metido a organizador, nos explica cómo crear de cero dos eventazos que han puesto el ciclismo en el candelero y cómo mantenerlos en el tiempo.

Antes, os damos dos pronósticos para el año que empieza, el de Mads Pedersen firmado por David de A pie de puerto y el de Primoz Roglic de la mano de Adrián García de Eurosport.

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Reunir un equipo que intimide es algo que en el tiempo hemos visto muchas veces, el Jumbo del pasado Tour, y también de otras carreras, no es el primero en la historia.

Sin embargo, conseguir que un engranaje lleno de estrellas funcione a las mil maravillas, que golpee como uno y logre éxitos tan rotundos como en julio de 2022, eso es más complicado.

Durante el año pasado, el Jumbo Visma logró varias veces ese estatus de equipo eterno, que sobrevive al tiempo y al ciclo temporal que le toca protagonizar, quedando clavado en la memoria de los aficionados.

El baile al que somete la mejor etapa del Tour en mucho tiempo, la del Granon, sí, es el vivo ejemplo de lo que decimos.

Los neerlandeses llevaban unos cuantos años diseñando un bloque top para el Tour, pero la victoria se les había escapado siempre en manos del mismo.

Nos dijo Sepp Kuss que en 2020 posiblemente menospreciaran las opciones de Tadej Pogacar hasta que fue demasiado tarde.

Al año siguiente, el esloveno ganó por aplastamiento, pero en medio del caos Jonas Vingegaard asomó la cabeza entre los mejores.

De ahí recogieron sensaciones y experiencias para plantear una carrera muy diferente a lo que acostumbran grandes equipos de la historia reciente del ciclismo: no jugaron a especular, y sí a atacar, a optimizar hasta los topes cada acción y movimiento de sus ocho ciclistas, en un ejercicio nada sencillo, que podía haberse ido al traste en el pavés, y que en los Alpes salió perfecto.

Mirad todo lo que hay que aunar: ciclistas capaces, estados de forma, movimientos y comunicación en carrera.

Espero volver a ver algo igual este año.

Los rivales no pueden decir que les pillara por sorpresa tal despliegue.

En la jornada primera de la pasada París-Niza, el gas de los chicos de amarillo destrozó el pelotón de inicio en otra de esas acciones que no se olvidan.

Si queremos, en 2023, ver este Jumbo en el Tour, redoblamos la petición y lo pedimos en otros escenarios como la primavera por ejemplo, a la que acudirán con Wout Van Aert de capitán arropado con Van Baarle, vigente ganador de Roubaix, Benoot, Laporte, Van Hooydonck y cia.

Eso que Van Aert no tiene equipo, que todos le vigilan y le lastran, se ha acabado, tienen la obligación moral, material y humana de proponer algo diferente, de salir a ganar y darnos recitales inolvidables.

Hacer realidad lo que pide Saúl Miguel para Van Aert en 2023: «Una Roubaix a lo Cancellara».

No acabamos una y nos metemos en otra, la Vuelta a Andalucía sigue engordando el pollo del ciclismo que sí, no es la parte primer del calendario, no son las carreras que algunos llaman «de verdad», pero son excelentes pasatiempos de ciclismo, además de los primeros premios de la campaña.

Sobre el papel no veo a otro aspirante que no sea Tadej Pogacar en una situación muy similar, a priori, que la de Jaén.

Él aparece como la gran estrella, y alrededor buenos corredores, pero no una alternativa muy muy sólida para plantearle un mano a mano.

Ni siquiera veo a Enric Mas, que viene sin correr desde Lombardía, culminando la semana en la que más cerca anduvo de Pogacar.

Veremos si el mallorquín está bien desde el inicio, como si Mikel Landa ha mejorado algo respecto a Valencia.

A Landa le acompaña el mejor equipo tras el UAE, con Caruso y Haig en la recámara, aunque me cuesta vislumbrar a uno de los dos dando la sorpresa.

Pero serán importantes y mucho para lo que pueda pasar en la carrera, pues no olvidemos que en la anticipación puede estar la clave para derrotar a Pogacar y éste estará rodeado de Majka, Bennett, Covi y Wellens.

En el juego de grandes bloques Ineos aliena a Tao Geoghedan y Carlos Rodríguez, en casa, pero no trae finalmente a Egan Bernal.

En todo caso, cinco etapas cortadas por el mismo patrón, salvo, quizá la última en Alhaurín de la Torre.

Las cuatro primeras muchos metros de desnivel, terrenos quebrados y tres pequeños finales en alto, las jornadas centrales, en las que anticipar va a ser clave para evitar el mano a mano con el coco.

Imagen: FB Vuelta Ciclista Andalucía

Acercarse a Eibar el fin de semana del 8 y 9 de abril abre las puertas de par en par a la primera experiencia total de ciclismo World Tour que podemos disfrutar a este lado de los Pirineos, la Itzulia Basque Challenge.

Hablamos de dos días con vivencias 360 en el mejor ciclismo del mundo con posibilidad, en resumidas cuentas, de presenciar el desenlace y conocer desde dentro el al sucesor de Daniel Martínez en el palmarés de la Itzulia y disfrutar del recorrido que acabe decidiendo la carrera.

A modo de grandes eventos cicloturistas europeos, este año la organización de la carrera vasca ha creado la Itzulia Basque Challenge, una marcha cicloturista de toda la vida que se vivirá sobre el mismo recorrido en el que se dispute la última etapa de la carrera World Tour.

Será el 9 de abril, con salida y llegada desde Eibar, la ciudad armera y también de la bicicleta, con dos recorridos a escoger.

El largo será el idéntico al que un día antes habrán disputado los profesionales, un trayecto de 137,8 kilómetros con siete puertos puntuables, entre ellos tres duras subidas como Azurki, con entremés en Elkorrieta, Gorla y Krabelin, éste ya un clásico de dureza y selección entre los mejores ciclistas del mundo.

La cima de Krabelin marcará más o menos la mitad de recorrido, pues por delante quedarán Trabakua, Izua y Urkaregi hasta llegar a Eibar, en una jornada tan dura como bella y desafiante.

La opción más corta será de 80 kilómetros, también con salida y llegada a Eibar, concretando el recorrido en el primer tramo de la versión larga, con las subidas a Azurki, Gorla y la estrella Krabelin, cinco kilómetros cerca del 10% de media.

Todo se hará con la infraestructura World Tour del día anterior intacta en el mismo sitio que compitieron los pros, con llegada y salida en el corazón de Eibar, y trazado marcado

“Como alcalde de una ciudad tan vinculada al ciclismo y en la que este deporte forma parte de nuestro patrimonio industrial e histórico, es un orgullo que, nuevamente, Eibar sea la localización de la etapa más decisiva de la Itzulia. A pesar de que este año no disfrutaremos en Arrate de la llegada a meta, seguirá siendo igual de emocionante ver cómo los ciclistas se ponen a prueba en una de las carreras más exigentes y, además, conseguimos acercar aún más el ciclismo, trayéndolo al centro de nuestra ciudad” ha comentado el alcalde de la ciudad Armera, Jon Iraola.

Recordemos que Eibar es en 2023, ciudad europea del deporte.

Los inscritos a la Itzulia Basque Challenge harán este recorrido 24 horas después de haber estado en las zonas VIP de la salida y llegada de la Itzulia, carrera que siempre reúne una de las mejores participaciones del calendario.

Alrededor del fin de semana, la organización plantea una exposición de maillots históricos de la Itzulia y charlas coloquio con algunos exprofesionales.

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