No hay mejor placer en la vida después de una larga jornada de trabajo que tirarse en la cama y descansar la cabeza sobre una cómoda almohada cubierta con una funda suave, pero ¿sabías que algunas contienen un material que podría ser peligroso para tu salud?

Sí, aunque creamos que el cojín es un artículo inofensivo que no se encarga más que de brindarnos confort y comodidad, la realidad es que uno de sus componentes podría resultar dañino para los humanos.

Bueno pues si eres amante de las almohadas con relleno de plumas de ganso, pato o de oca, mismas que destacan por su suavidad y por su propiedad de guardar el calor, debes saber que este material es peligroso para la salud en algunos casos.

De acuerdo con la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), este tipo de almohadas, debido a su origen orgánico, son más propensas a provocar alergias aun cuando esos materiales estén manipulados en medios inocuos y reciban tratamientos especiales.

Por ello, se recomienda adquirir artículos que manifiesten en sus empaques o etiquetados ser hipoalergénicas, cuyo material ayuda a disminuir el riesgo de provocar algún síntoma alérgico o una reacción al producto.

Es así como la Profeco aconseja adquirir almohadas con fibras de origen polimérico y de espuma de poliuretano o viscoelástica, dado que estos materiales por su origen sintético y los tratamientos que reciben al momento de su fabricación inhiben o reducen significativamente las alergias.

Cabe señalar que no sólo el material con el que están hechas las almohadas puede poner en peligro tu salud, sino también los millones de desagradables residuos y microorganismos que puede almacenar.

Y es que a lo largo de los meses, los cojines absorben el sudor, la suciedad, restos de maquillaje y células muertas de la piel, lo que dará como resultado un enorme campo de gérmenes.

Según lo revelado por investigadores de la Universidad de Manchester en Reino Unido, tras analizar decenas de almohadas en uso descubrieron 16 esporas de hongos diferentes, un millón de bacterias y microbios relacionados con alergias, así con problemas cutáneos, pulmonares e infecciones respiratorias.

De esta forma se aconseja cambiar las fundas al menos una vez a la semana, las fundas interiores por lo menos una vez al mes, mientras que las almohadas tendrían que ir a la lavadora dos o tres veces al año._ Con información de El mundo y Profeco